Devocional diario
Una mujer samaritana encuentra agua viva
Lee Juan 4:10–15
La mujer samaritana creía que su tarea ese día era sacar agua. Pero Jesucristo llevó la conversación más allá. Jesús le ofreció a la mujer un tipo de agua diferente: agua viva. Él le dijo que el agua que ofrecía tenía el poder para dar vida eterna. Así ella nunca más tendría sed.
En un instante, ese encuentro inesperado con Jesús, un judío desconocido, cambió su vida para siempre. La samaritana pensó ese día que ella sólo iba a buscar agua. Lo que menos se imaginó fue que Jesús la esperaba para darle agua viva y para reorientar su vida. La mujer enseguida le dio a Jesús la mejor respuesta: «Por favor, señor… ¡deme de esa agua!» (versículo 15).
¿Crees que Jesús tenía esta conversación en mente antes de llegar? ¿Por qué sí o por qué no?
¿Qué crees que pensó la mujer samaritana al entablar Jesús una conversación más profunda con ella?
¿Qué te dice su rápida respuesta a Jesús sobre su necesidad urgente de agua viva?